10 de octubre de 2012

El proceso de la meditacion


                                  EL  PROCESO  DE  LA  MEDITACION

 De acuerdo con la teoría y el concepto del yoga, meditación es un estado de la mente y de la consciencia en el cual hay alerta, dinamismo, disociación de la mente y de los sentidos y una total concentración. En el Raja Yoga Sutra el proceso de meditación se divide en ocho etapas:  yamas (autocontrol), niyamas (reglas), asanas (posturas), pranayamas (control de la respiración), pratyahara (retiro de los sentidos), dharana (concentración), dhyana (meditación),   samadhi (consciencia trascendental). Las primeras cuatro etapas se conocen como “Bahirangas” o yogas  externos, en los cuales se hace el esfuerzo de armonizar el cuerpo para despertar la energía pránica en su interior y para alcanzar en él, el punto de equilibrio y ecuanimidad totales. El aspecto meditativo del yoga y el yoga mismo no afirman que el cuerpo sea innecesario. Más bien es el cuerpo el que en primer término genera la conciencia ya que este es el que afecta la estabilidad y la paz mentales. Si alguien lo pellizca, ¿en dónde siente el dolor, en la parte del cuerpo que es pellizcada o en la mente? El dolor se experimenta en las dos partes. Es así como el yoga presenta la meditación desde el punto de vista del Chakra, por lo cual tras haber controlado las experiencias físicas a través de las técnicas de Bahiranga Yoga, se penetra en la dimensión mental y se enrumba hacia el centro de la mente. De acuerdo con el yoga, esta es la base de toda la filosofía. Usted debe desplazarse de la periferia hacia el centro de la mente. ¡Cuáles son las experiencias periféricas de la mente? Son los pensamientos, los sentimientos, las emociones, y los deseos que experimentamos en nuestra vida constante y continuamente. Para llegar al centro de la mente debe existir una consciencia de la actividad periférica y control sobre ella. Este aspecto se enfatizó en Pratyahara y Dharana. Las verdaderas prácticas de meditación son únicamente sobre Pratyahara y Dharana. En ningún lugar de la tradición yóguica se menciona Dhyana como práctica o técnica, pero se encuentra una amplia variedad de técnicas de Pratyahara y Dharana tales como: Tattwa Dharana, Chidakasha Dharana, Vyoma Panchaka Dharana. Sin el poder de Anashakti, Vairagya o desapego, la meditación es muy difícil de practicar.  Si no se está apegado a las experiencias de los sentidos, al ego, Buddhi (intelecto), Chitta (memoria) y Manas (mente racional), podrá experimentar en forma espontánea la meditación.

Concepto de Dharana.

El término yóguico para concentración es Dharana, que significa“mantener la mente en un punto”. En la tradición yóguica, Dharana pertenece a las etapas internas del Raja Yoga y constituye el camino de la disciplina mental. Dharana sigue a la etapa de Pratyahara, en la cual la mente se retira de los objetos sensoriales externos, y se interioriza. Una vez que somos capaces de crear esta diferenciación o distinción entre la conciencia sensorial y la conciencia mental, se puede dirigir la mente para que ahonde en otros estados en los cuales Dharana se intensifica. En la medida en que esta se profundiza y cuando hay una total ausencia de conciencia sensorial, es cuando Dharana aparece.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       
Intensidad de la experiencia.

En su aspecto positivo Dharana es la profundización de la consciencia en la cual se pierde el concepto de tiempo, donde se pierde la consciencia objetiva y sólo la consciencia del espacio permanece. Cuando hay una desconexión entre los sentidos y la mente, cualquier cosa que se manifieste internamente en Dharana se hace más intensa y poderosa. Hay mucha gente que se pone muy emocional cuando entra en estados profundos de meditación. Estos arrebatos emocionales a menudo se atribuyen a una clase de bloqueo mental, psicológico o emocional, aunque más allá de esto existe otra razón. De acuerdo con el yoga, se puede llegar a una experiencia muy intensa en un momento dado cuando un pensamiento, idea, o sentimiento, se experimenta con intensidad de manera inconsciente en las capas más profundas de la mente sin la distracción de los sentidos. Tal estado de arrebato emocional es también un estado de Dharana. Cuando ese arrebato emocional tiene lugar, lo relacionamos con algún evento, situación, circunstancia o experiencia del pasado. Los recuerdos de la infancia salen a la superficie; imágenes de tiempos felices o tristes que hemos tenido en la vida, nos asaltan y nos dejamos llevar por la fuerza de esos sentimientos. Esa es la reacción externa que tiene lugar en la meditación cuando la mente no tiene en qué apoyarse. Por eso es bastante común ver gente en el estado de Dharana llorando, expresando sus emociones, y pasando por diferentes y espontáneos sentimientos físicos. En el estado interno también hay un control inconsciente del prana, en tanto en la meditación ese control no existe. No hay control sobre el prana. La conexión mente- cuerpo se rompe y el prana empieza a moverse y a fluir espontáneamente. Cuando tiene lugar esta desconexión, el prana se libera. Los conceptos mentales se liberan de los condicionamientos del cuerpo, el ambiente, y hasta de la mentalidad local.

Intensidad de la concentración.

Lo importante aquí es mantener la mente fija en un solo punto. Puede usarse cualquier punto de concentración tal como un mantra, símbolo, pensamiento, idea, o forma. A la concentración intensa se la considera generalmente como Dharana. En el momento de la meditación, si hay oscilación de la mente, no se experimentará la concentración. Dharana es un estado en el cual hay fijación total en un punto. Puede llegar sola por un segundo después de mucha práctica. Si intenta practicar meditación con una mente oscilante, que se mueve de un lugar a otro mientras pensamientos e ideas diferentes vienen y van, no hay meditación o Dharana, ni si quiera Pratyahara, puesto que hay demasiadas oscilaciones y distracciones. Así es que cerrando los ojos y tratando de fijar la mente en una imagen no es suficiente. A los sentidos, a la mente, y también a las facultades mentales debe dárseles un entrenamiento apropiado, el cómo y cuándo manifestarse o no hacerlo, para así perfeccionar Dharana y llegar al estado de Dhyana o meditación.

Aproximación a la meditación.

En el “Raja Yoga Sutra” de Patánjali (Samadhipada: 14), hay un Sutra que describe el proceso de meditación:

“Esa práctica se establece con firmeza cuando se continúa por un largo tiempo con reverencia y sin interrupción”

Este es el Sutra principal, que debe enseñarse a todo aspirante. Se requieren 3 cualidades para el logro o cabal cumplimiento de cualquier sadhana, ya sea ésta espiritual o material.                            1°- Fé o convicción :  así se esté trabajando en una fábrica, tendrá que tener la convicción de que a través del trabajo obtendrá su meta. Sin esa convicción no habrá motivación para hacerlo. El mismo principio se aplica a la práctica de Dharana. Deberá existir fé o convicción en que: “sí, a través de la práctica alcanzaré mi meta”. Si toma mucho o poco tiempo es irrelevante.

2°- Continuidad o regularidad : cuando sienta que su necesidad se colma con una sadhana particular; entonces intente practicarla regularmente. Durante el período de la práctica intente ignorar cualquier distracción que le salga al paso. Una vez que se ponga en camino, el tiempo que gaste en llegar a su destino depende de la continuidad. La continuidad sin interrupciones es necesaria para alcanzar el beneficio completo de la práctica. Desde el comienzo debe entenderse que practicar una vez a la semana, y no hacerlo los seis días restantes, es como dar un paso adelante y seis atrás. ¿Cómo espera de esta manera progresar? Por tanto, en la práctica de la meditación debe haber continuidad y regularidad.

3°- Practicar por un período largo de tiempo :  Si tenemos que hacer algo por largo tiempo tendemos a aburrirnos y perdemos interés. En la consciencia externa la mente sigue a los sentidos, pero cuando estamos internalizados, con los sentidos siguiendo a la mente, entonces el factor tiempo no es importante. Por lo tanto, debemos comprometernos con la práctica de la meditación, sin impaciencia ni expectativa de logro, durante un cierto período de tiempo. También tiene que considerar que su aproximación a la meditación empieza como si fuera una oruga que se mueve desde la hojita de un árbol enorme hasta llegar a otra hoja. Llegar al centro de ese árbol será el objetivo eventual, pero al comienzo no puede ir directamente al centro. Para hacerlo se requiere una clase diferente de consciencia. Debe empezar a gatear desde donde se encuentra, como la oruga para quien la hoja es su mundo. Cuando pasa la hoja, alcanza una ramita diminuta que se conecta con otra rama más grande, la que a su vez se conecta con el tronco que desciende a la raíz. Nuestra mentalidad, nuestras experiencias, nuestra vida, nuestro mundo, son nuestra hoja a la que estamos mordisqueando. De hecho, somos la oruga alimentándonos de nuestra propia hoja. De esta hoja debemos ir al tronco y eventualmente horadar un hueco en el centro. Este es el proceso de meditación.                                                                                                                       

                                                                                SWAMI  NIRANJANANANDA  SARASWATI
                                                                                                                                                          miriam mato fotos

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